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Un mes treinta días en Alaska ( PARTE 2)

 y ya ha llegado la segunda parte. puedes leer esta sin problemas, pero si quieres la versión completa puedes acceder a ella desde acá. LEER LA PRIMERA PARTE 

 Un mes treinta días en Alaska ( PARTE 2)

La comida del primer día fue horrenda. Por poco vomito. No se si fue la larga espera o la falta de sal, pero desee salir corriendo y gritando.
Al día siguiente, me sentía deprimida, sola, inútil y sin ganas. No hubo mañana que no anhelara volver a jamaica. No hubo sueño que no fuera una pesadilla.
Los días pasaban y yo seguía en mi iglú nuevecito de paquete. No tenia deseos de adornarlo, ni de poner fotos de lo que era en mi país, mucho menos de mostrar algún diploma. La opinión de los pingüinos me tenía sin cuidado.
Cuando sientes que lo has perdido todo, la opinión de los que no te conocen, te resbala como piel de foca.
Una amiga que también se marcho de Jamaica me sugirió ver a un especialista. Ella no estaba de acuerdo con mi decisión y lo fuimos a visitar. Agradezco tanto que esta amiga me dijera su descontento. Todos los demás de Jamaica se sorprendieron, algunos no lo creían y otros estaban tristes. Pero ninguno hizo algo, ni apoyarme, ni reprocharme, pero ella sí. No solo me recomendó un sicólogo, sino que me pago el pasaje y me acompaño.

No sé si había cosas que ella no supiera de mi problema, de mi pasado o de mi viaje, pero no me importo ni un ápice que escuchara toda mi confesión. *Alguien que se atreve a enfrentarse contigo por tu propio bien, merece saber la verdad.*
Sin duda ese hombre me hablo como Dios lo haría. Me hizo reconocer mi condición y ver las cosas con otra visión. *siempre es bueno buscar a alguien externo al problema*.

Las cosas no cambiaron. Alaska seguía siendo la misma. Pero yo tenía algo que había perdido: ganas.
En cada junta el frío calaba mis huesos. Por muchos días no pude levantar mis manos, ni cerrar mis ojos, mucho menos cantar. *El frío pone tu cuerpo pesado y pierdes la noción del movimiento*.
Me repetía cada día: “yo no pertenezco a este lugar, no debo acostumbrarme al frío, ni a sistema y jamás a los pingüinos”. Ahora luchaba contra mi, contra el frío y contra el hambre.
.
Sentía tanta hambre. Me dolía el alma de no poder comer. Sabia que no debía desperdiciar esa comida, pero no había forma de que la disfrutara. ¿Qué podía hacer?. Mi ser estaba acostumbrado a comer comida caliente, recién sacada del horno, frutos tropicales, deliciosos sabores y aromas. Ahora tenia comida fría, mas descongelada, añeja, y a veces hasta vencida.
Por más que lo intentara, mi corazón seguía en Jamaica. y sentía que si no volvía, moriría de pena, de hambre y de frío.


3 CLIC ACÁ PARA COMENTARIOS¡¡¡:

c0ke dijo...

jojojo

lei la segunda parte primero.. desps la primera..
en fin.. me fue mejor.. xDDD

es genial quedar metido con eso de los pingüinos y cosas raras.. desps cache que era la gente... pero bueno,
esperare con ansias la tercera parte..
y en algunos lados de la historia me identifique :X

me da miedo leer la tercera parte.. jaja avisame cuando salga ;P

Missbook asg dijo...

saldrá pronto pronto, ajjaja,
me gusta que te miedito, kakaka, yo estaba muerta de susto cuando me fui.
jjj

♪Mariana *-° dijo...

vaya! no me esperaba esto :P
me ha gustado mucho, hasta me dio frio! y de por si ya tenia hambre..
y todo eso lo esta haciendo porque? por amor?
me gusta como comparas a las personas como pinguinos, por que seguro los de alaska son asi, callados y se juntan todos..

espero pronto ver la tercera parte, me pica la curiosidad de saber porque esta alli, en el frío brr..

Besos ♥

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