cuando la pena sobrepasa mi fe

Hay días en que la pena sobre pasa mi fe. Días en que no despierto por temor a que la pesadilla sea peor en la realidad. Días en que la melancolía se vuelve mi amiga y me envuelve como alguno de muy rizados pelos.
No descanso en el vacío. El silencio no me ayuda. La impaciencia se beneficia de la estupidez que me cautiva. Ridícula impaciencia, me mortifica con sus maldades, me perturba y yo la idiota la oigo con atención. Me susurra su basura del futuro y me hace creer que es verdad.
Maldito presente: que me llena de rabia, que utiliza mi inconsciencia para hacerme divagar en este presente en el que no veo futuro.
Estúpida, estúpida, estúpida¡¡¡ Muérete sentimiento de culpa, que no me llevas a ningún lado mas que a la muerte. Te odio tanto. Tanto así como extraño ese brillo que se fue de mis ojos, sufro con tanto dolor por no ver más su brillo en mí.
Cada suspiro que viví, fue el más intenso. Nunca antes me lo imagine, aun así, sabiendo que no era lo correcto, sabiendo que nunca seriamos uno, me arriesgue a vivir aquello. Maldito día en que mis ojos fueron abiertos, hubiera preferido no ver la luz y ser feliz. Solo así se comprobaría: ojos que no ven, corazón que no siente.