al joven caballero...

Toma mi mano sin insinuaciones, que no vea en tus ojos más de lo que espero.
Tócame como amigo y no como amante, no busques en mis ojos sentimientos que te sacien, pues mis ojos no expresan el mensaje correcto y provocan falsas ilusiones en aquellos a quienes miran, no te dejes enredar en mis rizados cabellos, pues cada onda es engañosa y cada cierto tiempo se vuelven lisas.
Camina junto a mi un trecho corto, pues se que no eres quien me acompañara hasta el fin, por mi parte no callare mis labios para hablarte con claridad, te diré mil veces un no lleno de dulzura para no ser en ti el recuerdo de un despecho.
No me repitas que te he dañado, pues nunca las espinas han sido mis amigas en las despedidas, si mi boca rompió la ilusión en la que te envolvió mi mirada, me arrepiento de tu dolor, pero no hay culpa en mi hablar, pues nunca di pasos hacia el atardecer junto a ti, y aunque admito estimado caballero que su compañía me agrada, le repito, tóqueme como amiga y no como amante.
Escuche miel salir de sus labios, sin embargo no es el único que me ha ofrecido dicho producto, y aunque añoro esa dulzura, no solo busco el panal, sino al que guarda y defiende con hombría lo que le pertenece, no busco caballero, frases para el bronce, sino hechos para la eternidad.
Y aunque le parezca extraño, no le pido se aleje de mi senda, sino camine por la suya paralela a la mía, así pues, si nos cansamos en el camino podemos tomar un capucchino y hablar de lo vivido. Sepa ud caballero que en mi corte no hay juicios, sino valores, por lo que ninguna de sus batallas por llegar a mi torre será mal mirada, sino mas bien diré que envié dragones para dificultar mi rescate y que me encadene al libro del reino para no ser llevada por ud. Pero hoy solo le puedo pedir, ante una despedida que no anhelo, tóqueme como amigo y no como amante.