el día oscuro como la tristeza que hoy despertó sobre mi almohada, desciendo en mi interior a mi carácter perverso, mansión de mis monstruos propios, busco luz , no hay claridad. reviso en los rincones esperando no sin inquietud encontrar resabios de la verdad que vive en mi, me llena la culpa al ver que no esta. no llora, no ríe, no se lamenta, la vida no alcanzó para encontrarla dolida y nostálgica una vez mas en el vértice de mis habitaciones donde se guarecía de mis tormentas, esta vez no la encontré. La neblina húmeda como mis ojos cubre el cielo dando un blanco grisáceo, no puedo evitarlo: me recuerda a mi; la luz resplandeciente que expelía se ha ensombrecido, la vida lo ha hecho, el dolor lo ha provocado, yo lo he permitido. hoy soy plomo, y la sangre que me cubría, me limpiaba y me daba vida parece mimetizarse entre las ambigüedades a las que la expongo, es mi culpa.
los arboles viejos de Calle libertad se contraen buscando calor unos con otros, a la distancia parecen formar un túnel otoñal, un cilindro, un tuvo a una dimensión que no alcanzo a percibir. Desearía viajar mas allá de lo que veo, emprender esos vuelos al cielo en que tocaba universos paralelos y mas reales que este mundo terrenal… trasladarme a la eternidad, lugar de donde no regresare a este mundo impregnado de oscuridad, niebla y arboles viejos.
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