¿Qué es eso?, ja! Si sabes quien es Pablo Simonetti podrás entender que estar cerca de él es toda una experiencia.
Eran ya las siete treinta de la tarde y un amigo me confirmaba su asistencia a la Feria del Libro de Viña Del Mar, yo, emocionada, nerviosa y algo ansiosa, trate de ocultar lo expectante que estaba de aquella presentación, después de todo: era mi oportunidad de romper La Barrera Del Pudor.
A eso de las ocho de la noche, aquel liceo de niñas que cobija la feria se repletaba poco a poco. La gente entraba con el único propósito de ver a Pablo, y más que verle: oírle. A los pocos minitos un hombre alto, con una pulcra camisa blanca y el desplante que sólo él podría tener, entraba causando que el ambiente se conmoviera. Miradas sobre él, corazones saltantes y la atención ávida del publico se sentían tan físicos como si los pudieses tocar: llegaba el esperado escritor.
Mi amigo buscaba por todo el lugar algún ejemplar que pudiésemos comprar; una y otra vez la pregunta ¿por qué no lo compre antes? daba insidiosas vueltas en mi cabeza.
- yo lo busco-dijo- tu, escucha. Ya vengo.
Di gracias por no estar sola. Sin embargo, el libro no estaba. Ni un solo ejemplar de La barrera del pudor en toda la feria. Me acerque a un puesto editorial y muy en secreto la dependiente me confidencio el único mostrador donde los tenían a la espera de que terminara la presentación.
Volví frente al escenario y en mucho mejor lugar, me acomode con mi atención que ya era suya, tomando notas mentales de cada palabra; sin mentir, creo que recibí revelación desde lo alto, ajajjaja. Algunas de sus palabras se instalaron en mi como uno de esos necesarios Remas de Dios que he oído en mis mejores tiempos de intimidad con el altísimo. Fue especial: sentía que sus palabras eran precisamente lo que todo escritor en pleno proceso necesita escuchar.
Transcurrió un poco más de una hora y aún seguíamos ahí; mientras mas hablaba de su libro, de sus experiencias e incluso de su vida personal, mas ganas provocaba leer sus obras.
Llegaba el momento del fin, miré a mi amigo y corrimos al puesto que mi dato me había confiado, los entrevistadores anunciaban que los ejemplares se venderían en el 14, justo al fondo, en ese segundo: los oyentes copiaron mis actos y vi que la multitud se acercaba a mí con fuerza y velocidad inesperada.
-no hubiera creído que no lo hicieran- contesto la persona que me antecedía- tengo todos sus libros. Este hombre es uno de mis favoritos.
Sin exagerar, creo que a ese lector sólo le falto dar brincos de emoción, y talvez lo hizo en el momento en que se dio cuenta de que era el tercero en la fila. No era para menos, pues toda la concurrencia, los que según mis cálculos de contadora, sobrepasaban los cien, estaban tras de mi.
- ¿Cuántos has leído tu?- pregunto.
- este es el primero de Simonetti. Tenía mis reparos, pero luego de comprobar por qué vendió 10.000 copias la primera semana, no me podía quedar sin una.- respondí con alegría.
- veras todo lo que te has perdido- concluyo.
Ese queridos lectores, ese es el EFECTO SIMONETTI, efecto que para mi ya era una experiencia. Pero eso no es todo. ¿Creen que me iría sin la firma? Ja! Pues no. No había corrido por la feria únicamente para comprarlo, no, no, no.
Ahí estaba yo: frente a Pablo, con su libro en una mano y mi carnet en la otra, rodeada de cámaras de fans y no podía faltar: mi amigo y su celu dispuesto a grabarlo todo.
- lo leíste?- me pregunto.
- Aun no.- No iba a mentir en su cara, ajja.- Será mi primera vez sin pudores- sonreí.
El también lo hizo, me pregunto mi nombre, le mostré el carnet y comprobó lo difícil que hubiera sido escribirme una dedicatoria sin el. Luego de eso, lo firmo, me despedí de él, posamos para las fotos y me traje su libro a casa.
No les contare mi opinión del libro por el momento, pues lo reservo para un IMM, pero sí les dejare un trocito para que se entusiasmen y la dirección de la web de Pablo Simonetti.
La Barrera del Pudor
Como la última noche que Ezequiel y yo dormimos juntos. Habíamos decidido separarnos de una vez hacía dos semanas, pero yo me demoré en partir. Parecía un acto tan definitivo, pese a no ser más que una conclusión natural. Continuamos durmiendo en la misma cama incluso después de aceptar que nuestro matrimonio había terminado. Luego de días sin hablarnos, creí que nos diríamos algo tan simple como “cuídate” o “si necesitas algo, llámame”, o que por fin lloraríamos juntos. Él se metió a la cama primero, con un libro en las manos. Su boca, vencida y triste, dibujaba una curva interrogante. Apagué mi luz y él apagó la suya enseguida, en contra de su costumbre. Me tomó una mano bajo las sábanas, gesto que no nos habíamos permitido en esos últimos días. Tuve la intención de decir “te quiero”, pero antes de pronunciar esas palabras que en realidad acarreaban otros significados –adiós, perdóname, tengo miedo–, me detuve a pensar qué sentiría en el caso inverso: si él dijera “te quiero”. Me habría parecido absurdo. No había nada que decir. No debía decirse nada. Tomarnos de la mano era un límite que no podíamos cruzar.
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Bella!
Se lo que se siente! Pero ademas de la admiración por sus dotes literarios... mi amor! es muy guapo!
Y esa en los hombres no es una combinación que abunde. Mira que hay autores buenos y feos!
Voy a checar si lo consigo por Amazon, o si me dan un tours por las librerias. No me puedo quedar con la curiosidad.
Besitos
sif,simonetti es regio,rico y ademas honesto,dice lo que se le ocurre y es entretenido y trabaja bastante ,de modo que lo podemos encontrar siempre......
Me encanta simonetti... *O*
Me compré el libro sólo para verlo de cerca y que me lo firmara.
Jajajaj...
Qué es lindo él.
Pero igual me encantó su libro, es bueno.
Saludos!
Pues si se ve guapeton, e interesante aunque la verdad no había escuchado de él y no he tenido una experiencia con un escritor como para saber lo que se siente, solo con cantantes he llegado a pedir autografos en los CD´s y siento que estoy en un sueño (con algunos)
que padre que hayas podido tenerlo de cerca y tengas ya su firma en tu libro
Bellezaaaaaa!
Pasa por mi casita ConViviendo con Intruso... que tienes un regalo!
Quiero que sepas que te admiro un montonón por todos los esfuerzos que has hecho para llegar donde estás.
Besos
En lo personal, no me llama mucho la atención ese tal Simonetti, pero sólo es algo personal, una cosa de gustos, para ser más precisa.
Me gustan los escritores más subversivos, como Lemebel, por ejemplo, o Bolaño , pero lástima que este último falleció. Si yo llegara a conocer a Lemebel quizás sentiría todo lo que sentiste tú.
Igual linda experiencia, pero insisto a él lo encuentro muy light, demasiado diría yo.
SALUDOS MUJER y llegué hasta aquí porque me uní al grupo de Camilo Marks y ratreando te encontré sin querer.
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